El alcalde de Ribeira de Piquín, Roberto Fernández Rico, anunció este sábado la conclusión de las obras de conversión de una planta del antiguo colegio en un centro de día, «unha necesidade básica que se leva reclamando moitos anos» y avanzó que espera que las instalaciones de Chao do Pousadoiro estén operativas en 2019.
Fernández Rico detalló que están tramitando el permiso de inicio de actividad —debe concederlo la Xunta «que ten seis meses para contestar, así que pode tardar»— necesario para que el centro de día abra. Aun así, no descartó que las instalaciones, en la que se invertirán unos 9.000 euros en mobiliario, puedan usarse antes, para acoger algún curso o actividad de las asociaciones.
El regidor aprovechó la celebración de la comida de mayores de Ribeira de Piquín —es la edición de 2017, que no pudo organizarse por estar el edificio en obras, mientras que la de 2018 se hará el 24 de noviembre, para dar a conocer el centro a los más de 180 vecinos asistentes, muchos de los cuales ya se habían interesado por el funcionamiento del servicio.
«A Deputación quere estar preto das persoas e do rural», dijo Campos, asegurando que este proyecto «é un exemplo máis da colaboración entre administracións»
Fernández Rico detalló que tendrá 24 plazas y avanzó que «todo o mundo terá acceso», precisando que ya se está redactando el reglamento que lo regirá y la ordenanza fiscal. Además, se prevé un sistema de transporte, con tres recogidas diarias, y la contratación inicial de dos personas especializadas, a las que se unirá la supervisión de la trabajadora social.
La inversión en este proyecto ascendió a 275.000 euros, costeados íntegramente por la Diputación de Lugo, cuyo presidente, Darío Campos, visitó este sábado las instalaciones para conocer su nuevo aspecto y comer con los vecinos.
«A Deputación quere estar preto das persoas e do rural», dijo Campos, asegurando que este proyecto «é un exemplo máis da colaboración entre administracións» y también de «boas prácticas», por darle una nueva utilidad a un inmueble que dejó de usarse para lo que fue creado.
El presidente provincial deseó que la Xunta de Galicia, que es la que tiene las competencias en servicios sociales, no ponga «trabas» para la puesta en marcha de este nuevo servicio, y deseó «que os veciños poidan vir aquí a desfrutar, estar xuntos e ter unhas condicións de vida coma no urbano».
La zona acondicionada se corresponde con el bajo del antiguo colegio y tiene casi 500 metros cuadrados de superficie. En ella se han habilitado una sala polivanlente, otra de fisioterapia y rehabilitación, un despacho médico, baños, vestuarios y oficinas.
El Concello también espera poder acondicionar en el futuro el primer piso, habilitando un geriátrico con doce habitaciones, y también el sótano.